¿Cómo serán los muebles del futuro?
Los muebles inteligentes son una tendencia que pronto llegará para quedarse. La electrónica será una parte importante de su diseño y un método para renovarse y ofrecer nuevas posibilidades a los consumidores.
Por primera vez, y en el marco de Feria Hábitat Valencia, Actiu, nuestro principal fabricante, ha reunido a todos sus diseñadores para entablar un debate en torno al futuro del mueble, su conectividad, la influencia de la tecnología y las oportunidades competitivas que todo ello supone para una firma especializada en mobiliario de oficina.
Actualmente existen las ciudades inteligentes, la domótica, la inteligencia ambiental… cuestiones que ya son una realidad en muchas zonas del mundo. ¿Y el mueble? ¿Por qué la tecnología no es parte ya fundamental de ellos? Así comenzaba la introducción de María José Núñez, directora del departamento de IT en AIDIMME. “Smart Furniture es la conjunción de distintas variables que aún quedan lejos en el sector: un buen diseño, la introducción de la tecnología en su interior de manera casi imperceptible y la capacidad de recoger información, interpretarla y aportar datos capaces de modificar conductas”, explicaba.
Para Marcelo Alegre, de Alegre Design, el futuro del mueble pasa por los servicios. “En la actualidad le pedimos a un mueble que cumpla perfectamente su función básica incluso que la mejore. En el futuro, además del uso, queremos que aporten servicios, de la misma manera que lo hace ahora un smartphone. Además de llamar, los móviles actuales concentran en la palma de tu mano una incontable cantidad de servicios”.
Luis Calabuig, de Odosdesign, afirmaba que es cuestión de tiempo y de recursos que el sector del mueble se una a esta corriente. “Actualmente ya existen otros sectores como la automoción o el textil, con muchísima más capacidad económica donde la inclusión de la tecnología es una realidad. El mueble es un sector al que llegará, pero en el cuál hemos de buscar su funcionalidad y su capacidad para aportar valor añadido”, explicaba.
Sin embargo, para Javier Cuñado, de Item Designworks, el peligro de esta integración es la gran desigualdad que genera: “No podemos olvidar que actualmente la tecnología abre una brecha entre los ciudadanos ricos y los pobres, y eso es un problema. Los muebles inteligentes ya son una realidad. El verdadero reto es saber recopilar los datos e interpretarlos.”
“Nuestro rol como diseñadores es que esos datos lleguen al usuario y se adelanten a sus necesidades”, afirmaba Javier Cuñado
La nanotecnología y los avances en el campos de las telecomunicaciones son clave para el desarrollo de los “Smart Furniture”, según explicaban los integrantes de Ramos & Bassols. “Vamos a un futuro de servicios donde la nanotecnología hará posible que los objetos tengan la tecnología integrada de manera sutil”.
Para Cutu Mazuelos, de Stone Designs, esta moda de monitorizar y medir todo lo que hacemos al día es más bien una trampa. “No todo el mundo necesita que sus muebles les monitoricen y les den resultados sobre su uso. Para mi gusto ya hay demasiada interacción actualmente con la tecnología, pienso que corremos el riesgo de que nos desborde. Y el problema no es la monitorización, es la mercantilización de esos datos”.
En el campo de la gestión de espacios, Mazuelos cambia su visión. “La tecnología sí juega un papel clave en la gestión de espacios y su monitorización. Eso sí puede ayudar a transformar los espacios y sacar mejor productividad a los muebles”.
En el mismo sentido se expresó Javier Cuñado, que hizo hincapié en la necesidad de cambiar la mentalidad de los empresarios a la hora de gestionar espacios, equipos y formas de trabajo. “El objetivo de la tecnología es la eficiencia. En un entorno de trabajo inteligente es el equipo humano el que debe apoyarse en ella para mejorar su eficiencia. Generar motivación y mejorar el día a día de las personas no es algo que hará la tecnología por nosotros, sino su uso a partir del factor humano. Para ello es preciso que las empresas asuman el gran cambio cultural que se está dando en los entornos de trabajo e incluyan la tecnología y el mueble como herramientas de gestión”.
En definitiva, todos los diseñadores coincidieron en la necesidad de abordar estos proyectos desde distintas perspectivas, donde se incluye el diseño industrial, el diseño productivo pero también el de la gestión de datos, el diseño interactivo y el diseño gráfico, para poder convertir los datos en un lenguaje entendible por el usuario y capaz de aportar valor.